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miércoles, 27 de julio de 2016

Una vez estuve en el mar. Allí todo es real, todo es continuo y etéreo. Es salvaje e inefable. Como tú.
Una vez estuve en el mar. Y me gustó demasiado lo que vi. (¿A quién no?) Nadie es capaz de no mojarse los pies en la orilla.
Una vez estuve en el mar. Muy pocos se atreven a adentrarse y nadar. Y nadar. Y permanecer. A pesar de las olas, a no pesar.
Una vez estuve en el mar. "Ningún hombre es una isla, oh, esto lo sé. Pero, ¿no te das cuenta? Quizás fuiste el océano cuando yo tan solo era una piedra".
Una vez estuve en el mar. Tenía tu cara, preciosa y profunda. Tu corazón, inmensamente brutal.
Una vez estuve en el mar. Lo escuché. Suena a ti. Todo el mundo cree escucharlo, pero se equivocan. Las olas no son lo único que suena. Suenan tus pies descalzos, suenan tus rodillas al andar, suena tu corazón al ritmo de TU música, suena tu mirada espectacular, suena tu silencio, suenan tus ganas de volar entre olas, suenan tus tantas cosas que contar, suena tu puta alma, suenan tus pocas pero necesarias ganas de correr, suena tu yo más interno, suena tu sonrisa con poderes, suena todo lo que aprendo de ti, suena todo lo que no te gusta aprender de mí, suenan las palabras que no encuentro para definirte, suenan todas las vidas que viviría contigo, suena mi osadía para con tu ser, suena la ineptitud de quien se cruza contigo y no se para, suena mi mano en su cara, suena...

Suena....
y sigue sonando, que yo seguiré escuchando.








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