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sábado, 6 de diciembre de 2014

Llorar es sangrar bonito.

Hace ya un año, o dos. No sé, no puedo pensar mucho en este momento, no llevo muy bien la cuenta… el caso es que me siento vacía, destruida, desde que las personas a las que más quiero se golpean una y otra vez contra muros de hojalata.De eso estaba hecho. La verdad, puede que nadie más que yo se de cuenta de lo que estoy sintiendo ahora mismo, de la impotencia que tengo, de lo sola que me siento, de lo lejos de todo lo verdadero que estoy, quizás ni yo misma. Hace un año, o quizás dos, que ya no soy la misma. Ya no me tomo esos respiros con vino, y si lo hago son con mucho amor, con mi amor, ese que jamás pensé que llegaría y que podría llegar a temer perderlo tanto. El caso es que yo venía aquí a decir que con unas copas de vino y un poco de música de esa que roza el alma hasta arrancarla, una puede llegar a encontrarse de nuevo y recordar viejos y presentes tiempos, sí, recordar presentes, porque a veces se me olvidan, a veces estoy tan en mi mundo y pretendo aparentar estar tanto en este que ni yo misma consigo alcanzar el equilibrio de la autenticidad y la falsedad. ¿En qué momento me volví tan complicada? No. Yo no creo que sea complicado; un te quiero mientras lo siento. Un te echo de menos mientras lo percibas dentro, un lo siento mientras sea sincero, un vete al cuerno mientras duela… no. No creo que sea tan complicado ser auténtico. Pero sí encontrar a alguien con quien serlo. La verdad es que ya no encuentro palabras para describir esto que veo, cada día soy más sensible, me duelen más las críticas, me molesta enormemente que no me entiendan, que no entienda esto, que no entiendan mi sufrimiento por que no lo entiendan. Yo veo cada día algo nuevo, algo que me motiva a llegar a ellos, algo que me hace ver que todo es precioso si abres bien los ojos, el corazón, si lo sientes dentro y si lo escribes sufriendo. En este lado del salón, todo parece pequeño, pero yo lo veo inmenso, yo no tengo suficiente tiempo para poder exprimirlo todo con el debido respeto. Una simple ventana tiene tantas miradas, tantos momentos, y no me refiero a los que miran por ella, sino a ELLA misma. Ella misma tiene que ver, oír, sentir, miles de sensaciones extrañas que no entiende y sin embargo ..ahí está, mostrando su mejor cara, día a día. El caso es que a este lado del salón, nada tiene sentido si lo miras bien. Pero, si no lo miras y te dedicas a recorrerlo con tus manos lo más humildemente que puedas, quizás y solo quizás, sepas de lo que te estoy hablando. Jamás había escrito tanto, diciendo tan poco.