Hay ocasiones,y ocasos,en las que las cosas no siempre
empiezan por el principio. Ni siquiera empiezan con un “Hola”. Hay ocasiones,y
ocas,que empiezan en una carrera por secarse y salirse del mundo un rato. Un
estanque de lágrimas puede ser un gran comienzo para echar a correr en la
dirección co-RRECTA (dijeron todos al unísono: árboles, patosos y pájaros
de alas cansadas).
Activó las teclas especiales y empezó a tocar,con pies de plomo. Esa
melodía a veces puede calar tan hondo, tanto, que se te encharquen los pulmones y no te des cuenta. En la Luna
de Valencia siempre se ha estado muy bien, pero cuando te asomas a esos ojos nuevos,
como ella, es algo insalvable. Cómo vas cayendo en una madriguera
interminable,sin tiempo para pensar demasiado.
Esta es la historia de la falsa tortuga. Esa que tenía una
carrera políticamente correcta y una larga historia por contar. Y es que,verás,cuando empiezas a caer en algo tan inmenso, desconocido y al
mismo tiempo.. familiar.. ya no puedes, ni quieres (me temo), salir. La verdad, puede que
ni yo me entienda e incluso puede que haya seguido demasiado a raja tabla el
consejo de la oruga, y no pare de preguntarme “¿quién eres tú?” pero, cuando un
país no es suficiente para ocultar esto, hay que empezar a creer en 6 cosas
imposibles antes de desayunar y, última-mente, diaria-mente, onírica-mente…
todas terminan en té.
Que no sé quién robó las tartas, ni tampoco sé si la
cuadrilla de la langosta llegó a deleitarnos como dicen.
Sin embargo, a través del espejo te veo a ti, en tus no-cumpleaños,
mirándote en él y “sólo” he venido a asegurarme de que este Cheshire encuentre
motivos para mantenerla siempre radiante. Incluso hoy.
Feliz (no)Cumpleaños.
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