"Venga, vamos a empezar. ¿Sólo necesito que me mires vale? Y ahora…¡SALTAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!".
Dije a la de 3….. Y
saltó.
Ya era demasiado tarde, esa cabeza
hueca había cogido el humo de las calles y se había hecho un jarrón de flores
con su pelo.
Un sinfín de risas asmáticas y torpes sonando por encima de sus
cabezas.
Ella no podía parar, le dolía la vida, decía.
" Venga y vamos,¡no puedes
pararte porque te duela el culo!, ya has saltado y mis cigarros se apagan por el
oxígeno que consumo... al vértelo hacer.
NO FUMES.No delante de mi. O te pondré
contra las cuerdas y tus mofletes harán el resto.
Será mi cenicero, de besos
requemados.
"Venga va, salgamos ahora de esta zona de seguridad. Y asegúrate de que, seguramente, no vuelva a verte, ¿vale?"
Porque... QUIERO QUE FUMES.
Fúmate el humo. Total, no nos hará daño.
No más que tu puta risa,sonando sin
permiso en esa esquina de 3 al 4º de al lado de mi cuarto.
Tumbada, en la cama
de hojas que había en el suelo. Escuchando la música de su cabeza.
Que no era
otra que energúmenos pidiendo clemencia para que no se olvidaran de hacer una
reverencia antes de entrar en su esencia.
Todo esto, con las piernas cruzadas,
un pie sostenido por un hilo rotular y un calcetín roto por la parte de su dedo
medio. Qué curioso, el mismo dedo abierto era el primero que cerraba por la
parte ascendente dirección a la cabeza... desde su ombligo.
Las casualidades no existen.
Son meras causalidades, ALMA
mía.
Y
después de toda esta parafernalia se dedicaron a dos
cosas, bueno tres: reír, fumar y vivir.
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