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lunes, 27 de enero de 2014

Esto se llama: "Me quité el sombrero y no tuve cojones a ponérmelo de nuevo".

"Después de años de lucha por mantener intactos los límites de mi persona, estos límites cedieron".

Antes de esto que vais a ver, he intentado explicar con detalle cada una de las sensaciones que tuve y tengo. Pero me es imposible.O me niego a hacerlo. Todo lo que pudiera poner se quedaría corto o no haría honor a lo que he aprendido,de tres personas,en unas pocas horas.

Creía que me estaba comiendo el mundo, y el mundo me comió a mí. Por enésima vez. Y esta vez, fue sentencia. Y es que hay destrozos por los que merece la pena pasar (una y otra vez, si es posible).

Señores y señoras(esta vez,los hombres primero);La humildad mueve montañas y crea mundos.

Dejaros la garganta en decir lo que pensáis. O dejárosla en tragaros lo que aprendáis. 

 Pero,por favor,abrir los ojos a miradas sencillas y puras.Porque..su intensidad es tal, que no querréis volver a cerrar los ojos jamás.

Gracias.

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