Fijando la atención, pero no en demasía, en un artilugio novedoso (sin embargo, poco notorio en el ambiente) se acerca para explorarlo sin profundizar mucho en él, como un mono purgándose. Y, de repente, como si de un tsunami se tratara, comienza un ritual, uno verdaderamente extraño; piensa en el viento y un vendaval azota su cara. Cuesta creerlo. Lo extraordinario.
Y es que, así es, "lo ordinario y lo extraordinario se dan la mano cada día."
No hay comentarios:
Publicar un comentario