"Lo sé,
porque ya ocurrió antes:
pasaré la noche
escuchando la estática,
el zumbido magnético
de patas eléctricas
de mecánicos virus
que no podemos pegarnos
por más que nos peguemos
a la pantalla para tocarnos.
Lo sé,
porque ya pasó antes:
que la estática nos abraza
y coloniza el espacio,
la brecha que se abre
cuando las palabras
se baten en retirada.
Pero no es silencio,
no es ausencia, ni la nada,
es un siseo que serpentea
engatusando la distancia
con el amago perpetuo
de una nueva llamada,
del mayor Tom, de Houston,
de la mismísima hada madrina,
es un canal abierto
por donde aún puede entrar tu aliento,
es una frecuencia libre,
un chiporroteo en el vinilo
que siempre precede al regreso
del primer movimiento de la sinfonía
del falso eterno comienzo.
Lo sé,
porque ya pasó otras veces:
que ambos sintonizamos
a la vez la estática,
cada uno recién callado
al otro extremo del hilo,
siguiendo cada coletazo
del látigo de cobre y estaño,
escuchando en vilo,
temblando en cada crujido
de los insectos que infestan la radio,
imaginando que ahí sigue el otro,
como nosotros, acurrucado,
frente al panel de mandos,
con el peso de mil soles negros
combando la chapa
de esta cápsula de escape
eyectada hace más de treinta años
del vientre de la nave madre.
Lo sé,
porque siempre nos pasa lo mismo:
tememos quebrar con semántica
el sortilegio, recién callados los dos,
cada uno a un extremo del mundo.
Pero a la vez respiramos fuerte,
soplamos en la arena eléctrica
y hacemos ondas mecánicas
para que formen un mensaje en la estática,
una señal del humo en el polvo magnético:
<<Más allá del "buenas noches"
sigo aquí, al otro lado.>>
Lo sé,
ya está comprobado,
que no hay modo de saberlo,
cuál será el día que al levantar el botón,
al decir <<cambio>>,
solo permanezca la estática en un receptor,
solo en un extremo del hilo,
nada más en uno de los polos,
solo en una de las cápsulas,
con el nivel de oxígeno en descenso,
ya no un amago de llamada,
ya no un chisporroteo de vinilo,
ya no un glorioso compás de comienzo,
más bien un surco en bucle al final del disco,
un SOS estéril que rebota en planetas muertos.
No sé,
porque nunca antes me ha pasado,
y, como no hay modo de saberlo,
habrá que probar suerte,
levantar el botón y decir <<cambio>>...
...en este extremo del hilo,
la estática sigue sonando..."
Ventresca Mortal.
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