¿Qué tengo que hacer para que me veas? Cuando la pregunta más certera, quizás, habría sido ¿qué tengo que hacer para que me mires? Es curiosa la forma en que ciertos seres tienen que mantenerse. Los que no tienen pies, no les queda otra que arrastrarse, nadar o, en el mejor de los casos, volar. (Esto ya a gusto del sector). Los bípedos, pueden explorar desde una posición algo más cómoda, con respecto a los reptiles, aunque no soy reptil par conocer el placer del arrastre. Los cuadrúpedos, sin embargo, no creo que lo pasen mejor que estos. Y ni hablar de los ciempiés. Pero, como digo, sigo sin saberlo. Y podría seguir hasta nombrar a todos los tipos de formas y seres que conozco hasta hoy, o incluso más investigando un poco. Sin embargo, a lo que voy es que, por si no os habéis dado cuenta, hay seres que, aún teniendo las mismas formas de mantenerse, las mismas características biológicas, físicas, mentales, orgánicas, botánicas, esporádicas, astrolopitecas, masturbáticas. Aún así, no consiguen que los miren de la misma forma. A esos son los que yo llamo.
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