Hace ya un año, o dos. No sé, no puedo pensar mucho en este
momento, no llevo muy bien la cuenta… el caso es que me siento vacía, destruida, desde que las personas a las que más quiero se golpean una y otra vez contra
muros de hojalata.De eso estaba hecho. La verdad, puede que nadie más que yo se de cuenta de lo que
estoy sintiendo ahora mismo, de la impotencia que tengo, de lo sola que me
siento, de lo lejos de todo lo verdadero que estoy, quizás ni yo misma. Hace un
año, o quizás dos, que ya no soy la misma. Ya no me tomo esos respiros con
vino, y si lo hago son con mucho amor, con mi amor, ese que jamás pensé que
llegaría y que podría llegar a temer perderlo tanto. El caso es que yo venía
aquí a decir que con unas copas de vino y un poco de música de esa que roza el
alma hasta arrancarla, una puede llegar a encontrarse de nuevo y recordar
viejos y presentes tiempos, sí, recordar presentes, porque a veces se me
olvidan, a veces estoy tan en mi mundo y pretendo aparentar estar tanto en este
que ni yo misma consigo alcanzar el equilibrio de la autenticidad y la falsedad.
¿En qué momento me volví tan complicada? No. Yo no creo que sea complicado; un
te quiero mientras lo siento. Un te echo de menos mientras lo percibas dentro,
un lo siento mientras sea sincero, un vete al cuerno mientras duela… no. No creo
que sea tan complicado ser auténtico. Pero sí encontrar a alguien con quien
serlo. La verdad es que ya no encuentro palabras para describir esto que veo,
cada día soy más sensible, me duelen más las críticas, me molesta enormemente
que no me entiendan, que no entienda esto, que no entiendan mi sufrimiento por
que no lo entiendan. Yo veo cada día algo nuevo, algo que me motiva a llegar a
ellos, algo que me hace ver que todo es precioso si abres bien los ojos, el
corazón, si lo sientes dentro y si lo escribes sufriendo. En este lado del
salón, todo parece pequeño, pero yo lo veo inmenso, yo no tengo suficiente
tiempo para poder exprimirlo todo con el debido respeto. Una simple ventana
tiene tantas miradas, tantos momentos, y no me refiero a los que miran por
ella, sino a ELLA misma. Ella misma tiene que ver, oír, sentir, miles de
sensaciones extrañas que no entiende y sin embargo ..ahí está, mostrando su
mejor cara, día a día. El caso es que a este lado del salón, nada tiene sentido
si lo miras bien. Pero, si no lo miras y te dedicas a recorrerlo con tus manos
lo más humildemente que puedas, quizás y solo quizás, sepas de lo que te estoy
hablando. Jamás había escrito tanto, diciendo tan poco.
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