Como quien firma en su propio y primer libro de comunión, que no atiende más que a la rutina tan gratificante, de ir mesa por mesa, silla por silla, leyendo los motivos escritos con mimo de cada espectador de ese cuento irrepetible, así, jugamos a curar la herida de un sinfín de mundos paralelos, con un solo objetivo: atender solo y exclusivamente a la música que quiero (y que no quiero) escuchar, a las piernas cruzadas en señal de dureza, rabia y nada de resignación, al menos no en eso. Con pelos cogidos en una maraña de ideas listas para ir almacenando en su cajón correspondiente. Con la mochila acunada entre mis piernas, sirviéndome de apoyo, dejándola estar, dejándola ser, dejando el peso...caer. Cojo el folleto más cercano, lo miro atentamente y su título informa de que "Juntos podemos más" (eso pone, entre otras cosas). Así que, sin pensarlo demasiado, empiezo a escribir. Y me doy cuenta: ¡Qué ironía! Ahora lo que me pesa es mi propia espalda. Y estoy encantada de poder firmar en ella que la puedo y la quiero aguantar, a ella sí. Porque sin ella nunca sabría lo que dejo atrás.
En ti, querida, sé que me puedo apoyar.
Que tengas un feliz día, desde ahí atrás, y un mejor apoyo en el día de tu "unión".
Eres la mejor.
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miércoles, 28 de mayo de 2014
lunes, 12 de mayo de 2014
"Divenire" (el súmmum).
[Dedicado a todas las
personas que alguna vez no supieron su significado. Y a las que aún no lo
saben. Y a ti, querido lector, que pocas veces te menciono, pero te tengo
siempre presente. Sobretodo las veces que me ha llegado a través de otros que
me lees y que, además, disfrutas y te gusta lo que escribo. Pues a ti te digo
que ojalá y se desataran las "pocas" cadenas que me siguen quedando, porque
entonces llegaríamos al título y meollo de esta cuestión. ]
Dime de qué careces y te diré lo que me falta. Es cierto que
sin ti yo no funciono. Me falta inspiración y expiro demasiado, abuso de los
excesos de calma y me invade la rabia a cada instante que me da por pensar en
más de lo que puedo soportar. Sensaciones tan interminablemente extrañas y
nuevas que dan miedo, y ahora sí, tengo miedo. Estoy organizando un poco mi
habitación y, esta vez, no sólo cambio las cosas de sitio y las vuelvo a
guardar. Esta vez he pensado que hay deshechos que sólo son eso, des-hechos. Y
con ellos estoy trabajando en terapia de limpieza profunda ,con esencia radical
y bastante metódica. Consiste básicamente en meter lo que no hace bien en una
caja de ida y no devuelta. Y, si vuelve, será con todas sus consecuencias. Que
no son más que dos: sinceridad y justicia. Creo que he estado segura de pocas
cosas en la vida, pero algo sí que me taladra el cerebro demasiado amenudo y es
que no voy a permitir que nadie viva mi vida por mi, nadie me diga cómo tengo
que sonreír ni si me apetece no sufrir deje de quitarme lo que me escuece en
la llaga. De verdad, hay cosas que dan mucho miedo en tus día a día, muchas
cosas que crees tener bajo control pero no lo tienes en absoluto. Querido,
querida, tú; déjate llevar con cuidado, sí, parecerá absurdo pero, es que si
dejas que todo tu “lo que estés siendo” tome el control, cuando venga la diosa
incertidumbre, no tendrás nada que ofrecerle, mas que a ti mismo. Y, créeme,
necesitas un porcentaje de magia negra para poder mantener una conversación con
ella. ¿Te cuento cómo es? Incertidumbre, es la mayor diosa que he conocido hasta
ahora. A la otra ya llegará la hora de verla…
Viste de colores demasiado duros como para que nuestros ojos
blandos puedan siquiera rozarlos, su cara es en apariencia seria y segura de sí
misma, pero..cuando se acerca a ti,puedes ver que realmente su cara es lo más
delicado que hayas podido ver. Cuando está a tan pocos centímetros de ti, que
casi puedes medir la distancia en negativo, tu rostro se vuelve pálido, tu boca
se cierra y deja paso a tus serpientes internas, ellas se encargan de “moverte”,
cuando..realmente te das cuenta de que estás paralizada. Blancanieves mordió la
manzana pero con ella no hace falta, sólo viene a verte sin cita previa y, en
ocasiones, no sabes si quedarte en "standby" hasta que vuelva o cargar las pilas
a base de destrozos saludables. Sus labios… ,no dije nada
de sus labios pero, son
rojos como sangre recién cortada, no se los pinta, no es una metáfora. Su pelo
se enreda entre mis brazos cada vez que la tengo cerca y ya no puedo pensar en
nada más que en ella.
El caso es que esta pequeña historia tiene un final, como
todas. Sin embargo, aún no lo he decidido. Pero creo que no todo está escrito y
no todo tiene que ser como nos lo han descrito.
Ahora tengo que irme, aún tengo que vestirme y apretar los
dientes para no morderme.
Ha sido un placer volver a verte, querida, querido, tú.
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