Queridos, no choquéis tanto conmigo; cuando uno se da contra el espejo, acaba reflejándose. Todo.
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lunes, 25 de abril de 2016
Es curioso que a algunas personas les interese más el dolor ajeno que su bienestar. Es curioso que les interese en tanto que si de poder hacerles mayor mal se trate, lo hagan. Es curioso. También es curioso que a mí me duela eso, es curioso. Es muy curioso que vuestro tacto se encuentre en el punto exacto por donde cagáis. Muy, pero que muy curioso. No deja de ser curioso que me preocupe en aliviaros el dolor y ustedes en todo lo contrario, curiosísimo. Curiosidad la que tengo por no entender como nadie es capaz de hablar de nadie sin conocerlo, curioso cuanto menos, ¿verdad? Y del maravilloso arte de poner vocablos en bocas cerradas, de eso también podríamos escribir un libro. Pero que si quieren que la abra, yo la abro, señorxs. Yo la abro. Pero no será para vomitar, no. Será para daros mucho amor, mucho. Tanto que os avergüence y abrume hasta tal punto que tengáis que empezar a curiosear sobre el por qué de un alma tan negra (la vuestra, por supuesto).
Queridos, no choquéis tanto conmigo; cuando uno se da contra el espejo, acaba reflejándose. Todo.
Queridos, no choquéis tanto conmigo; cuando uno se da contra el espejo, acaba reflejándose. Todo.
viernes, 8 de abril de 2016
Humano:
1-Adj. De la humanidad o del ser humano, o con sus características:
Un defecto humano.
2-Caritativo, solidario y bondadoso:
Tiene un carácter muy
humano.
3. m. Persona, hombre:
Nosotros, los humanos.
Desconocemos los alcances y el destino de nuestra propia
especie. Quizás ahí es donde radica el problema. Creemos que ser humano es ser
bueno, y nada más. Nada más lejos.
Querer a otro ser humano sin querer sus defectos es como
pretender coger una rosa y no pincharse con sus espinas (no es casualidad que
sea una flor). La maravilla del ser humano radica precisamente ahí, en que es
humano, y es ahí también donde radica su hedor. Y, a priori, hay dos opciones:
amarlo tal cual es (si es que llegamos a saberlo) o dejarlo ir y amarlo desde
lejos. Sin pincharse con las espinas, imaginando el olor, contemplando su
belleza… la nuestra.
Espero, algún día, aprender a querer(…) con la primera
definición. Y, si no lo consigo, seguiré contemplando a mi rosa desde aquí.
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