Levantarnos por la mañana y decir buenos días con un mínimo
de simpatía y recibir algo similar, Supongo que es pedir demasiado.
Desayunar viendo unos ojos que también nos miran y observar
cómo los cereales se colocan ocupando todo el espacio posible y ordenados, como
si fueran los niños cuando entran a la escuela o los judíos cuando iban a ser
asesinados por los nazis, y que esos otros mundos se den cuenta también,
supongo que es pedir demasiado.
Que andemos sin prisa por la calle escuchando cosas buenas y
nuevas, que los niños se rían con ellos y no de ellos, supongo que es pedir
demasiado.
Que nos preocupe más querernos que pensar cómo hacernos
daño, supongo que es pedir demasiado.
Que el tiempo de luto sea todo lo largo que sea necesario,
pero sin juzgar al adversario, supongo que es pedir demasiado.
Que digamos lo que sentimos en lugar de lo que creemos que
quieren oír, y hagamos lo que nos salga de dentro, de lo más profundo, siendo
fieles a una sola persona: nosotros, supongo que es pedir demasiado.
Que, si no te sale, no lo digas; y si te nace, lo demuestres
en modo constante, supongo que es pedir demasiado.
Que seamos y dejemos ser lo que queramos, que sus mierdas le
salpiquen a ella y a nadie más; y ,si salpica, te limpie, supongo que
es pedir demasiado.
Que si es él quien ensucia, se limpie y no te ensucie a ti
también para poder recrearse en tu mierda y ver que la suya parece que, así, huele menos, supongo que es pedir demasiado.
Que te dejen encontrar tu camino y no te juzguen antes de
pisarte, supongo que es pedir demasiado.
Que no te hagan sentir una mierda por defender lo que amas y
lo achaquen a problemas de bombas literales y figuradas, supongo que es pedir demasiado.
Que dejen de creerse el ombligo del mundo para ser el mundo
del ombligo, supongo que es pedir demasiado.
Que entiendan que el respeto va más allá que asentir con la
cabeza o callar por no gritar con el alma, supongo que es pedir demasiado.
Que nos mueva más el hacer sentir (bien) que el vomitar
encima del que siente, supongo que es pedir demasiado.
Que yo hable de ti, en lugar de hacerlo de mi, por no poder
ver tu esencia a causa de unos cuantos roles que “te obligan” a cumplir,
supongo que es pedir demasiado.
Que yo termine algún día de decir lo que pienso, así o de
otra manera, eso… eso sí que es pedir demasiado.
Que yo intente escribir bonito, hoy, es pedir demasiado.
Que alguien sea capaz de decirme qué piensa desde la más
pura humildad, de esto o de lo que sea, eso… ¡eso cómo va a ser pedir
demasiado!
Que alguna vez saque la rabia que me produce el que la gente
no se entienda, eso… eso sí será demasiado.
Que alguien empiece a tomarse esto en serio y lo lleve a cabo…¡Joder,
Alba, eso sí es pedir demasiado!
Sin embargo, sin yo pedir nada, me dieron demasiado.